No todos tenemos la destreza de esos maestros que cortan la pata de un ibérico con la destreza de un cirujano. Para todos nosotros, están los jamones loncheados, una alternativa sabrosa y práctica.
Su principal ventaja es que se pueden conservar en nevera, envasados al vacío que evita el riesgo de que se seque y podemos alargar su momento de consumo (además de distribuirlo en cantidades menores)
¡Ah! Y si tienes que enviarlo por correo, ¡te ahorras el coste del peso del hueso!